En el mundo profesional del diseño, la capacidad de plantear preguntas es primordial.
Los diseñadores suelen responder sin preguntar primero, presentan «soluciones» a todos los problemas sin analizarlos adecuadamente.
La importancia del cuestionamiento para el proceso creativo es enorme. Te ayuda a preparar tu trabajo. De hecho, se puede ahorrar mucho tiempo haciendo las preguntas correctas, filtrando la información más valiosa.
La curiosidad lleva al conocimiento y permite desarrollar la creatividad.
Es esencial que un diseñador tenga una mentalidad de curiosidad.
Esta mentalidad le llevará a hacer preguntas aclaratorias, a escuchar activamente las respuestas y, en consecuencia, a implicarse más y acertar.
En el diseño, no se puede acertar sin equivocarse primero.
La gente tiene miedo de equivocarse, y la mayoría de los estudiantes no quieren cometer errores.
Si lo vemos como una preparación para la vida activa y no como una simulación de la vida real, la escuela es el lugar ideal para cometer errores.
Los estudiantes de diseño con experiencia no se plantean preguntas, principalmente porque no están acostumbrados a ello. Y, muchas veces, nunca se han enfrentado a las ideas de forma sistematizada y mediada.
Es paradigmático decir que a veces los estudiantes que son «externos» al diseño (sin formación en el área) son los que más cuestionan. Sobre todo a nivel de máster porque la gente ya ha cursado una formación universitaria básica (sea cual sea el área).
El desinterés es enemigo de la curiosidad.
A pesar de su falta de formación específica, pero de haber adquirido madurez en otras áreas, estos alumnos «externos» suelen ser más cautivadores, por su forma de abordar las cuestiones con puntos de vista inesperados, sin prejuicios. A veces se produce un efecto similar con los alumnos que viven fuera de las grandes ciudades: suelen ser los más «combativos», los que mejor aprovechan las oportunidades y los más predispuestos a absorber conocimientos y experiencias.
Quizás esto se basa en una vieja cuestión: la dificultad para acceder a la información y a las oportunidades, despierta la mente, mientras que la facilidad para acceder a ella adormece. O, como escribió T.S. Eliot en 1934 «¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento? ¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información?».
No parece importar de dónde se viene, sino a dónde se quiere llegar.
Por London School of Design and Marketing
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